domingo, 14 de octubre de 2007

B&B


Hoy hago una entrada...no porque esté menos perro que el último mes (de hecho ya hice unas cuántas entradas...pero las quité/no publiqué). El caso es que últimamente, en las infrecuentes incursiones etílicas, acaban saliendo a la palestra de las ¿conversaciones? estos dos indivíduos...geniales, corrosivos, descerebrados...¿dije geniales? perdón, quería decir cafres. El caso es que se acabaron, fueron substituídos por otros subproductos televisivos con infinitamente menos personalidad y más correctos en las formas. Quizás se acercaron mucho a representar (y predecir) a determinados colectivos juveniles que no saben escribir, hablar, vestir ni beber...¿quién coño va a una cervecería a beberse un corto en DOS horas, ocupando un espacio físico directamente proporcional a la molicie intelectual de la que hacen gala. Coño, si es que son como los perroflautas, que si bien el elemento más limpio y racional de un perroflauta es el perro, en este caso suele ser la PSP que llevan en sus holgados pantalones cortados a modo de pescador oligofrénico.
En Beavis & Butt-Head we trust!






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